Hasta hoy me ha quedado un tiempo en mi apretada agenda, para referirme a los momentos vividos en la última semana. El fin de semana fue especial, muy especial, ya que mi prima más querida, empezó la movilización a su nueva casa, junto con su esposo y su único hijo, quien es también mi ahijado. Así que ya se imaginan el apoyo que tuve que darles como buena madrina: cuidar de su hijo de 4 años.
Desde que fui elegida como madrina, lo cual es un gran honor y una seria responsabilidad para mí, siempre he estado cerca de mi ahijado, muy pendiente de como va. Sin embargo, nunca habíamos compartido tanto tiempo juntos; fueron 2 días consecutivos! En este corto período de tiempo me dí cuenta que la mamás deben estar hechas de hierro, y a la vez, de mucho amor.
Dejenme decirles que como mujer soltera, nunca se está expuesta a tanto stress de forma continua: jugar, correr, darles de comer, cambiarlos más de 1 vez al día, responder a preguntas supuestamente "sencillas", pero que en el fondo son realmente complicadas, cuidarse mucho al hablar, no decir malas palabras (aún cuando se atraviese el taxistas más maniático), tener mucha creatividad, y ver como se le hace para que los niños quemen toda la energía que tienen, y así puedan irse temprano a la cama...es una labor titánica!!...Ah, y lo más complicado es cómo decirles "NO", sin perder la compostura, y terminar en enojo y gritos.
Tuvimos la oportunidad de ir a comer pizza los 2 días seguidos...así que sin lugar a dudas ya tengo mi librita adicional encima.
El primer día jugamos y de paso también me fui por otras primitas (las hijas de mi primo). Por la noche fuimos al famoso trencito de San Nicolás, lo cual fue una experiencia maravillosa. Nunca me había molestado en subirme, y siempre me pregunté el por que de las largas filas. Es sensacional volver a sentirse niña! Sin preocupaciones de ningún tipo, sólo pidiéndole cosas a San Nicolás.
El segundo día, seguimos el juego y la paseadera con las primitas (ya con ellas son 4 niños en total). También fuimos a CHIMINIKE, el Centro de Aprendizaje Infantil...después de 2 horas, sentía que mis pies me reventaban, y todavía no se acercaba la noche. Para hacer más corto el relato, en la noche del sábado me fuí a la cama como si hubiera estado en un campamento militar.
Lección aprendida: El amor de las madres, es sin duda, el mayor de todos...después del amor de Dios por supuesto. Lo volvería hacer? Claro que sí...después de todo soy la tía madrina favorita!
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.... Y que viva el BARCELONA!!!