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Mostrando entradas de marzo, 2012

El poder de las palabras

Hemos escuchado que la información es poder. Sin embargo, estoy convencida que de igual forma, o mucho más poderosas, son nuestras palabras! Bien dichas o bien puestas, las palabras abren puertas y caminos para lograr cualquier objetivo o proyecto que nos propongamos. En contraste, mal  dichas o pronunciadas, con tonos inadecuados, pueden ser la causa de situaciones desastrozas en nuestras relaciones personales. Quién no ha sufrido por haber hablado de más, o por haber comentado algo en un momento inoportuno, u ofendido o herido a alguien, sin quererlo? La verdad es que las palabras no se las lleva el viento, sino que quedan grabadas en las mentes de nuestros interlocutores, o lectores, y son tan poderosas, que pueden cambiar sentimientos y actitudes. Esta entrada la estoy escribiendo gracias a este video que me encontré accidentalmente, y me ha hecho reflexionar sobre el poder de nuestras palabras: Como seres humanos, andamos por el mundo, cargando nuestros problemas, pesares,

Día del padre sin papi!

Mi mirada se perdió en el charco de sangre; el periódico a un lado, y los casquillos de bala alrededor, eran los únicos testigos de esa terrible tragedia a plena luz del día! Las once y pico de la mañana! Las once y pico, y en Las Lomas del Guijarro, en el parqueo de un edificio de oficinas! Si esto pasa en esta zona, pensé, estamos perdidos. Su cuerpo inherte ya había sido recogido y llevado al hospital público, pero pocos hombres resisten 7 balazos en su cuerpo. Murió en el camino, me contaron, era casi imposible que se salvara. Imagino sus últimos momentos, probablemente balbuceando sus ganas de vivir, de seguir luchando por su esposa e hijos. Apenas unas cuantas horas atrás le había saludado y deseado un feliz día del padre! Lo noté serio y muy callado, como pensando en algo importante. Me pregunto si habría pensado en que hoy sería su último día, o tal vez estaba muy agotado por el turno de 24 horas continuas que debía terminar. Le tocaba los lunes! La única vez que hablamos m