Hoy me detuve a observarte! No logré apreciar el brillo de tu mirada para darme cuenta si te encontrás bien, o en el peor de los casos, si estás mal, como la mayoría de quienes decidimos quedarnos. Hoy he sentido el peso de tus sueños postergados, de las lágrimas derramadas por muchas horas, de las noches frías de insomnio, y de los dolores compartidos con los más cercanos. Esas cargas no son nada livianas! Esas cargas de mujer grande y sufrida, no son fáciles! Por eso la mayoría tira la toalla!
También he estado ahí, caminando lentamente en medio de muchas miradas indiferentes, como si no existiera, como si fuera un fantasma que no roza ningún sentido, que no da miedo ni pone los pelos de punta! Tanto trabajo! Tanto esfuerzo! Para qué? Para nada!
Cada quien a lo suyo, pero el dolor de espalda es el mismo! Perdón, seguramente el mío es muy pequeño! Probablemente el hormigueo en los pies lo tenemos en común, y la mirada perdida, ni digamos! Hoy me he detenido a observarte, y he caído en cuenta que no somos nada diferentes. Nos abrazan las mismas penas, los mismos miedos, y nos matan prematuramente las mismas dudas!
Esta tarde te he vuelto a encontrar, caminando, con la mirada en alto, y me has inspirado!
Fotografías de Irina Orellana
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