
Hoy ha sido un día difícil para la mayoría, posiblemente inolvidable y nunca antes visto por muchos. Con la suspensión del toque de queda desde las 10:00 a.m., la población se lanzó a las calles a comprar alimentos, combustible y medicinas.
Tegucigalpa era un caos; las filas interminables y el tráfico tan congestionado no se compararán siquiera a las "colas" que pude atestiguar cuando el huracán Mitch azotó Honduras en Octubre de 1998. En ese entonces, las circunstancias eran otras y el sentimiento de miedo e inseguridad no existía en los ciudadanos, ya que Mitch había pasado y lo único que quedaba era reconstruir el país y trabajar juntos para tal fin. El día de hoy la gente estaba comprando con el temor de que en un momento u otro, el toque de queda volvería antes de lo esperado. El miedo está a flor de piel!
Por otro lado, la Resistencia Nacional volvió a las calles; cientos de compatriotas volvieron a manifestar su apoyo a favor del ex-presidente Zelaya, esperando poder llegar hasta la Embajada de Brasil en donde actualmente él se encuentra. No les fue permitido ya que la policía y el ejército acordonó el área. Al ver este tipo de acciones, pienso que es practicamente imposible querer evitar las manifestaciones pacíficas cada vez que se suspende el toque de queda. Al fin y al cabo es un derecho ciudadano poder expresar libre y pacíficamente las ideas y posiciones, sin menoscabar la propiedad privada y el derecho ajeno.
Mañana regresamos nuevamente al trabajo, a la vida normal que la mayoría deseamos tener en Honduras. La tan ansiada reconciliación tomará su tiempo y no podemos pretender alcanzarla de la noche a la mañana. Necesitamos tener el deseo y la actitud para poder dialogar y negociar, la tolerancia y la caridad para poder escucharnos y tratar de comprendernos, pero sobre todo, la negación a los propios intereses mezquinos con el único de fin de buscar siempre el beneficio para las mayorías. En esto se debe resumir la democracia.
Creo que debemos comprender que la lucha entre nosotros mismos no nos llevará a ninguna parte, ni una guerra civil tan esperada por muchos, será la solución de nuestros problemas. La violencia nunca ha sido ni será solución efectiva para nadie.
Espero que Mr. Zelaya y sus seguidores, el actual gobierno de Micheletti y todos los sectores que deben participar en este proceso de solución, se despojen de sus intereses y piensen finalmente en los intereses de todo un pueblo, el cual desde hace más de 20 años ha merecido mejor suerte. Por nuestra parte, no queda más que hacer lo propio para garantizar la paz duradera en Honduras, independientemente de nuestras ideas y colores: trabajar fuerte y honradamente, respetar al prójimo y ayudarnos de forma solidaria, es solamente el inicio de este proceso. ¡Que gran tarea la que nos espera!
Fotografía tomada de CheezeBurger.com
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Saludos, Irina.