
"Cada vez estoy convencida de que la carencia de afecto es la peor de las enfermedades que pueda soportar un ser humano" (B. Teresa de Calcuta)
Hago alusión este día al pensamiento que mi agenda tiene para hoy jueves. Con esta frase, la Madre Teresa de Calcuta me ha hecho reflexionar sobre nuestro entorno (y esta vez se refiere, pienso yo, al entorno mundial).Casualmente, esta misma semana estaba escuchando a Monseñor Rómulo Emiliani hablando sobre la gran enfermedad de nuestros tiempos. No estaba refiriéndose ni al cáncer ni al SIDA, sino a la falta de amor que existe entre los seres humanos, y muy especialmente a la falta de exteriorización, comunicación, o demostración del mismo.
Y es que sin duda alguna como nos cuesta decir "te quiero", "me importas", "te necesito", "eres alguien especial" o cualquier otra frase afectiva, que para la mayoría de las personas puede resultar cursi o rídicula. Estamos bien programados para no expresar nuestro cariño, afecto, amor o simpatía por los otros, por nuestro prójimo más cercano, e inclusive por nuestra misma familia.
Creo es que muy importante y a la vez muy sano para nuestra alma, deshacernos de paradigmas o esquemas que nos impiden ser realmente genuinos y expresar lo que pensamos y sentimos. Estamos demasiado pendientes de lo que piensan los otros; el miedo al rechazo es grande y nos aterra saber que "podemos hacer el ridículo". Optamos por callar y no hablar en el momento oportuno, preferimos no tomar partido ante una situación y no expresar claramente nuestras posturas, nuestros gustos o disgustos, nuestro sentir; en conclusión, dejamos de ser nosotros mismos y vivimos continuamente portando máscaras y vistiendo corazas para esconder nuestro verdadero yo. Trabajamos para estar protegidos de cualquier "dolor". Nos da mucho miedo exponer nuestro corazón, entregarnos, darnos sin esperar nada a cambio. El pensamiento generalizado es que la posibilidad de salir "lastimados" o de ser "defraudados" es alta.
Que pena tan grande la de ser rechazado o no correspondido, la de recibir una mirada o actitud indiferente, la de ser odiado (más de alguna vez he sentido este tipo de pesar). Igual pena puede causar el no escuchar palabras de amor, de ternura, de agradecimiento, de apoyo, de empatía, de confianza. Entonces para que estamos en este mundo? No se supone que debemos dejar huella y trascender? La oportunidad está aquí y ahora. Con amor y expresiones del mismo, podemos hacer del ambiente que compartimos, un mejor lugar para vivir!
Comentarios
Muchos psicópatas o asesinos en serie han desarrollado sus conductas inescrupulosas y criminales a causa de una gran falta de afecto y un prologando abuso hacia su persona.
Saludos, buen post.
Nos dejamos llevar muchas veces por la sociedad, medios de comunicación, normas establecidas, etc... y esto no nos hace ningún favor como seres humanos.
Por un mundo mejor.
Pilar Martínez
pilarmv@hotmail.com