
Llueve sin parar en muchos puntos del país. Parece que el cielo se abrió por completo, y con estos torrenciales ya son muchos los que se nos adelantaron: más de 30 muertos en El Salvador, desconozco las cifras de Honduras...me imagino que son otras cuantas decenas. Si no es por el agua, es por el fuego...ese fuego de armas con olor a mafia y narcotráfico que cada día nos mata más y más. Hoy he visto en el diario, que la droga ya no sólo la meten en los plátanos que se exportan, sino también en los rollos de mortadela. Si los "padres de la patria" tuvieran la inventiva de las "mulas", otro fuera nuestro destino y situación socio-económica en Honduras.
El fin de semana fue más o menos agitado: dos reuniones con buenos amigos y amigas, el viernes y sábado. Lo único que pesa es el desvelo, y con ese peso, me doy cuenta que los años realmente hacen la diferencia...cuando tenía 20, no me tomaba tanto tiempo recuperarme. También recibí fotografías de Sebastian, el primogénito de una gran amiga, que en lugar de estar estudiando, cambio los papeles, y ahora es mamá, con apenas 20 años de edad. Sin embargo, el bebé ha venido a ponerle vida a la casa de sus padres, y como todo buen abuelo y abuela, los viejos "estan que no caben de la alegría" Así es la vida, unos van, otros vienen.
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